domingo, 18 de octubre de 2015

Capítulo octavo: "El Gato que vino del espacio" o puede que las estrellas se crearan con un cepillo de dientes

De entre los recuerdos cinéfilos más borrosos de mi niñez, figura, entre la espesa bruma de la memoria, ver esta discreta película Disney, "El Gato que vino del espacio", en un cine al aire libre (de los llamados de Verano), creo que fue en Cartagena, hace ya muchos, muchos años. Recuerdo también ver su edición videográfica VHS, los añejos estuches "Filmayer", enormes, cogiendo polvo en las estanterías de los videoclubs, sección infantil... no la he vuelto a ver nunca más, qué cosas.

Hoy voy a recrear el (estupendo) cartel original de la época, cambiando algunos elementos, empezando por el protagonista, el Gato en cuestión, y alguna cosa más... Lo haré utilizando, cómo no, mi querida técnica al Gouache. El Gato protagonista de la ilustración es un invitado que tengo, muy exigente y engreído, que me está dando muchos más problemas que satisfacciones. Y es que los gatos son, en líneas generales, unos felinos muy, pero que muy ingratos. Además de perezosos.

El Gato es naranja.



El formato es de 245 x 200 mm, una cartulina de papel de acuarela, como siempre. Parto de una foto que he sacado, no sin dificultad, del minino con la pose adecuada y mirando a cámara. Los gatos no se están quietos ni cuando duermen. A partir de ahí, realizo un dibujo a línea detallado con un lápiz de grafito duro. En el cielo colocaré una galaxia (procedencia del gato extraterrestre) y un cometa en rumbo de colisión con la Tierra al estilo Hollywood...

 
Lo de la escuadra es para que os hagáis una idea del tamaño real de la ilustración. No la he utilizado para nada.
 
La nave y el haz cósmico de abducción ya estaban presentes en la ilustración original. he intentado darles un toque personal, un poco "manga".

 
Empiezo a colorear con un pincel muy fino, del número 4, de pelo sintético, rellenando primero los tonos más oscuros de la figura principal. Tonos ocres y marrones que creo con violeta y amarillo, añadiendo más cantidad de magenta y/o rojo escarlata, según sea más o menos anaranjado el tono que quiero conseguir. Intento que la pincelada siga el volumen del pelaje del minino, de esta manera se pueden conseguir interesantes texturas ópticas.


Lo acabo utilizando tonos anaranjados creados con amarillo, blanco y un poco de magenta o rojo escarlata. Añado pequeñas pinceladas de violeta claro y rosa en algunas zonas. para el fondo que rodea la figura utilizaré un violeta azulado claro que es complementario de los tonos amarillentos del gato, el contraste resultará más armonioso.


La nave, en tonos grises manchados con algo de ocre. Para el fondo un azul oscuro creado con azul cobalto y negro, respetando las zonas de la galaxia y el cometa.


Al ser el espacio de un azul intenso muy oscuro, podemos crear unas estrellas blancas y amarillas que destaquen en el inmensos cosmos. Lo mejor es realizar un divertido estarcido con un cepillo de dientes (también valdría un pincel de cerdas gruesas y cortas con las que cepillar bien el espacio). El cepillo de dientes es más manejable para estos pequeños trabajos. Pero cuidado, no debemos manchar las zonas ya pintadas, para ello calcamos sobre un papel vegetal Basik (que es transparente) la zona que no queremos que se manche y creamos una plantilla a medida con la que protegeremos esa zona, en este caso, toda la zona central del rayo abductor. Es necesario hacer pruebas antes con el cepillo para ver cómo quedan, ya que es una técnica imprevisible... Con un poco de maña (y suerte) pintaremos un bonito espacio lleno de misteriosas y brillantes estrellas creadas con cepillo de dientes que ni el "Monolito de 2001 de Kubrick".
Los planetas y planetoides (de mayor tamaño) los pintaré con un pincel finito en tonos anaranjados y rosas.

                                                       Importante los bigotes del minino.
                                                       Un gato sin su bigote no es nada.

Por último, un poco de música, un regalo para los sentidos. Una estupenda banda sonora la del documental "A poet in New York" de 2014, compuesta por Debbie Wiseman. Una preciosa música, delicada e intimista, inspirada en los bellos poemas del gales Dylan Thomas. Sin duda un placer para los oídos. Elegantemente editado por el sello Silva Screen Records. El disco recoge dos poemas de Thomas recitados por el actor Tom Hollander, la pieza 5,"Now as I was Young and easy", y el corte 17, "Do not go gentle". Lo dicho, un placer, muy recomendable.

 
 
De propina alguna cosa con Bill Murray...