martes, 23 de febrero de 2021

CAPÍTULO TRIGÉSIMO SEGUNDO: "RETRATO DE UNA PEQUEÑA MASCOTA FELINA"

CAPÍTULO TRIGÉSIMO SEGUNDO: RETRATO DE UNA PEQUEÑA MASCOTA FELINA O "ME PARECIÓ VER A UNA LINDA GATITA"

Hoy presento otro retrato realizado con lápices de colores acuarelables, pero esta vez perteneciente al reino animal, mascotas felinas, concretamente. 


El trabajo con lápices de colores, como he comentado en entradas anteriores, es bastante agradecido y los dibujos resultantes logran un acabado entre el dibujo más gráfico y la pintura, ya que la línea o los gestos gráficos lineales son tan importantes como la mancha de color. Todo esto se potencia gracias a que los lápices usados (Caran D'Ache) son acuarelables y por lo tanto muchos acabados se pueden difuminar con una aguada a placer. Ya he comentado que prefiero utilizar este recurso con moderación. Aunque en este caso me ha permitido aportar una textura más suave y algodonosa para representar todos los detalles del pelaje del felino.

A continuación, utilizando imágenes y vídeos mostraré el proceso de creación de este dibujo. He utilizado una gama de colores grises y azulados matizados con tonos ocres y rosados.

Como siempre empiezo con un encaje de la figura. En esta ocasión he utilizado un tono gris. Procuro colorear las zonas de sombras para insinuar volumen, pero sin entrar en los detalles del pelaje. Poco a poco perfilo los rasgos y características principales de la figura:


Como se puede observar en la imagen superior, he aplicado una primera aguada en la zona del pelaje para insinuar una textura algodonosa y suave. También he prescindido de colorear el fondo, de esta manera la figura destacará sobre el claro del papel blanco, así puedo construir el dibujo de dentro hacia fuera buscando una sensación de relieve.



 

En el vídeo anterior se puede ver cómo voy aplicando el color con los lápices y luego utilizo el pincel húmedo para difuminar las sombras y volúmenes del pelaje. Aplico calor con un secador para acelerar el proceso de secado de la aguada aplicada y poder continuar coloreando en esas zonas con los lápices hasta conseguir el tono, matiz o textura deseada.




Para definir los detalles del pelaje y los bigotes de la gatita he utilizado trazos muy finos de gouache blanco aplicado con un pincel. También he utilizado rotuladores de punta de pincel blancos "Faber Castell" que dan un acabado mate muy similar al gouache y son muy cómodos de utilizar.

Cambiando de tema...

"A census taker once tried to test me. I ate his liver with some fava beans and a nice chianti"

Hannibal Lecter

¿Hace falta traducir?

Siempre me ha parecido muy divertido trabajar pastel. El siguiente dibujo, que está recogido también en un par de vídeos, está realizado con lápices pastel y barra de pastel blanco Rembrandt aplicado con difuminos de varios tamaños sobre una cartulina negra Canson. Como se puede observar en los vídeos, primero restriego la barra de pastel blanco sobre una superficie rugosa para dejar suficientes restos de pigmento e impregnar los difuminos, que a modo de lápices o si se prefiere pinceles, aplico sobre el soporte para realizar el retrato. Siempre trabajando en negativo, es decir, definiendo las luces y formas iluminadas y dejando libres las sombras, al contrario de lo que suele ser habitual:


                                                    




Siempre me ha parecido "El silencio de los corderos" una película excelente y Jonathan Demme un director infravalorado, me parecen espléndidas "Stop making sense" el escenificado concierto de los Talking Heads, o "Algo salvaje", también me gusta mucho su versión de "El mensajero del miedo", me parece un magnífico y sensible director de actores. 
En esta película se conjugan de manera feliz una serie de factores que le han conferido, de manera casi inmediata, el estatus de clásico moderno del que disfruta. Entre esos factores destaca una, precisa y atenta a los detalles, dirección que saca partido de un estupendo diseño de producción y hace un muy expresivo uso del plano corto. Un sólido guion que concreta de manera eficiente la novela de Thomas Harris, la espléndida fotografía de Tak Fujimoto (Eduardo Manostijeras, otro clasicazo) que se mueve con brillantez entre las sombras y la luz, magnífica secuencia final. Una estupenda partitura de Howard Shore que encuentra un tono afligido y al mismo tiempo amenazante que tan bien sabe describir personajes y situaciones. Y, por supuesto, unos intérpretes muy acertados, que han legado con su trabajo en esta película, sus mejores actuaciones. Jodie Foster sabe transmitir la determinación y fragilidad de su personaje de una manera muy matizada, llena de detalles y pequeños gestos que lo enriquecen, de la misma manera, Anthony Hopkins consigue, en las pocas escenas en las que participa, recrear al monstruo definitivo con una performance que tiene mucho del genial histrionismo que ha marcado su carrera, pero que, de manera aplastante, consigue crear uno de los personajes más inquietantes de la historia del cine de terror, convertido ya, treinta años después, en un icono pop (con muñequito incluido) que anidará para siempre en la memoria colectiva. Su cuidada gestualidad, sus miradas vidriosas (hay varios momentos en los que rompe la cuarta pared) excelentemente fotografiadas, transmiten sensación de amenaza y el natural desgarro y desesperación de un (peligroso) animal encerrado y herido. "Quid pro quo"

Ahora, para ambientar un poco, los geniales Talking Heads, pieza sacada del concierto "Stop making sense", psychokiller...:




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